Poco debate se generó en torno al presupuesto de egresos que pretende utilizar el ejecutivo el próximo año. Pocas propuestas y pocas ideas nuevas se vertieron en la Cámara.Vimos más expuesto en medios nacionales a un Mario Delgado, líder de la fracción morenista de diputados, aventando burlas a la oposición, que la procuración de un debate de fondo sobre las prioridades nacionales.
La falta de tan fundamental discusión generó inercias que se tradujeron en un presupuesto que puede ser visto como insuficiente y corto por unos, pero también como arriesgado e “ideologizado” por otros.
Porque bien podríamos llamar al PEF 2020 un claro ejemplo del viejo dicho: “hágase tu voluntad en las mulas de mi compadre”, pues si el ejecutivo no encontró formas de reducir y eficientar su propio gasto, lo que terminó haciendofue quitarle a otros para mantener e incrementar su esquema de erogaciones.
Dicha reasignación presupuestal no habría generado tanto impacto si el recorte hubiera enviado una señal del gobierno federal apretándose el cinturón, pero no. El recorte se hizo a los organismos autónomos, a esos que se han manifestado reiteradamente por un aparente “asedio” desde el ejecutivopara violar su autonomía.
Así, el recorte a dichos organismos fue del orden de los 5,510 millones de pesos, destacando la reducción del 10.9% de presupuesto al Instituto Federal de Telecomunicaciones, el 8.2% a la Fiscalía General de la República, el 6% al INE,el 5.4% al Instituto Nacional de Acceso a la Información y el 4% a la Suprema Corte de Justicia. También tuvieron reducción de entre 2 y 3% el TRIFE, la CNDH, el Poder Judicial, el Consejo de la Judicatura Federal y la Comisión Federal de Competencia Económica.
Para el poder legislativo la reducción fue de cero, quedándose la Cámara de Senadores con 4 mil millones de pesos y la de diputados con 7 mil millones. Ninguna dependencia del Ejecutivo Federal tuvo reducciones, pero si incrementos o nulas variaciones con respecto al proyecto de egresos originalmente presentado, demostrando las prioridades de la agenda presidencial.
Destaca el incremento de 11.8% que tuvo la Secretaría de Hacienda, a la luz de ser un área principalmente técnico-administrativa que no genera riqueza nacional o que tampoco instrumenta o protege derechos ciudadanos o programas prioritarios.
Le sigue la Secretaría de Bienestar, con un crecimiento presupuestal de 4.8%, y que en términos de volumen representa pasar de 173 mil millones de pesos a 181 mil millones que se habrán de dispersar en programas sociales.
La Secretaría de Salud, tan referida este año por el desabasto de medicamentos y la falta de pago a médicos residentes que repercutió en protestas nacionales obtuvo un incremento de .18% con respecto al PEF proyectado, lo que representó pasar de 128.6 mil millones de pesos a 128.8 millones.
Seguridad, el tema prioritario de la agenda pendiente y urgente, recibió un incremento de 1.7%. En contraste, las principales dependencias del sector productivo no tuvieron incrementos, quedando con el mismo presupuesto la SCT, Economía, Energía y Turismo.
Por todo ello confirmo que hizo falta un debate rubro por rubro y dependencia por dependencia que permitiera construir una agenda de prioridades a partir de un presupuesto equilibrado, con enfoque a resultados y a favor de los ciudadanos del país. Mientras el mayoriteo y los plumazos presupuestales de último minuto sean adjetivos del quehacer legislativo, poca esperanza de eficiencia presupuestal tendremos en México.